Pepita

La arpillera en palabras de Pepita

Mi arpillera se trata de las funciones que estoy realizando acá en Chile. Cuando primero llegué me salió un trabajo para cuidar a dos niñas. La familia era bella gente conmigo. Allí estuve dos años con contrato. Y durante ese tiempo mandé a apostillar mis certificados porque quería trabajar en enfermería aquí. Ahora en lo diario mi trabajo es tratar con pacientes, administrar los medicamentos, controlar sus signos vitales. Gracias a Dios hasta hora me ha ido bien. Mi profesión es una vocación.

La historia de Pepita

En Colombia yo me crie con mi tía, profesora en idiomas. Ella me crio desde los ocho años hasta que tuve 22 años. Vivía en el Departamento del Chocó. Estudié en el Instituto Integrado Carrasquilla Industrial y la primaria la estudié en la Escuela María Montessori, allá en Quibdó.

Después fui a Buenaventura donde mi mamá, pero no me gustó Buenaventura. Mucho calor y lluvia, ¡un calor pegajoso! De allí me quedé en Cali, allí me enamoré. Tuve mi hijo, el mayor, que ya tiene 40 años. Me enamoré con un policía. Estábamos para casarnos, pero yo no me casé, nos separamos.

Ya conocí mi segunda pareja. Bella gente, me tuvo muy bien. Pero cuando tomaba los tragos, me hacía la vida imposible. Me amenazaba, me decía palabras, atentó dos veces contra mi vida. En vista de eso, me separé en 2006.

En 2004 había empezado a estudiar enfermería. Y en 2009 me decidí para venirme para Chile. Vine con dos amigas más, vine a conocer. Y ya me quedé. Me motivó quedarme acá por la tranquilidad y porque no quería ver más al papá de mis hijos. Al principio yo lloraba porque nunca había salido así tan lejos. Pero después me acostumbré. He ido a Colombia una sola vez en 13 años.

Ya están acá mis tres hijos. Compré un pasaje en avión para cada uno para que vinieran. Les ha ido bien. Una trabaja en recursos humanos, otro en logística, y el otro en un restaurante.

También acá he participado en grupos de baile folclórico y teatro. Allá en Colombia bailaba también. Acá empecé en la Colectividad [de Colombianos Residentes en Antofagasta]. Allí bailamos. Después armamos un grupo de teatro. Montamos una obra, Xenofobia, y allá la gente empezó a concientizarse sobre la discriminación. Nos presentamos en muchos lugares. Hicimos conocer bastante nuestra cultura.