R.A.R.T.

La arpillera en palabras de R.A.R.T
Mi arpillera se trata de lo que hemos vivido desde que llegamos acá con mi hermana y mi mamá. Ha sido mi primer viaje. Es tan diferente todo: cómo hablan, las comidas, todo. ¡Todavía no he salido tanto porque me pierdo! Pero cada vez salgo un poquito más. El mar no lo conocí. Acá fue la primera vez. Me ha parecido lindo, grande.
La historia de R.A.R.T
Yo nací en el Chocó, pero mi mamá me llevaba después a Cali. Desde los 10, 11 años quedaba sola en la casa mientras mi mamá iba a trabajar. Después también a veces me hacía cargo de mi hermana, que tiene nueve años menos que yo, y de una prima de la misma edad.
Cuando mi mamá se vino acá a Chile por primera vez, nos dejó con una tía, la madrina de mi hermana. Mi mamá le mandaba la plata para la comida. Yo tenía 16. Llevaba y recogía a mi hermana del colegio. ¡En el colegio a veces pensaban que yo era su mamá!
Mi tía estaba enferma y se tenía que hacer una diálisis cada noche. Entonces, ella se puso muy mal, mi tía, y falleció. Fue muy doloroso. Nos fuimos con otra tía un tiempo. Después mi mamá comenzó a pagar un apartamento para las dos.
Yo entré a estudiar en el SENA (Servicio Nacional de Aprendizajes) una carrera de un año. Había que trabajar del estudio que uno estaba haciendo, así que trabajé en el centro, en un hotel. Pero no me hubiera gustado quedarme allí. Ud. sabe cómo es la gente de plata—porque ellos tienen más que uno, a veces no saludan, no te miran.
Ahora a Chile vinimos con mi mamá y mi hermana. Las tres en avión. Me dio un poquito de miedo la turbulencia. Pero la vista, el atardecer, estaba bonita. Eso me mantenía calmada.
Por ahora en Antofagasta me he sentido más cómoda, no tan estresada como en Colombia. Ya está más fácil, ahora que estoy con mi mamá. No me siento tan sola, conocemos más gente. Los domingos nos vamos a la iglesia y allá compartimos.
Ahora quiero estudiar para maestra infantil [educadora de párvulos] e independizarme.